Hacer voluntariado me interpela a cuestionar mi rol como pieza de un sistema que tiene consecuencias en la vida de personas concretas del Sur Global

Hacer voluntariado me interpela a cuestionar mi rol como pieza de un sistema que tiene consecuencias en la vida de personas concretas del Sur Global

Artículo de Lucila Castañeda Aller, participante en el programa de Voluntariado en Cooperación de Castilla y León (COODECYL con la financiación de la Junta de Castilla y León).

Durante los últimos meses he tenido la oportunidad de acompañar el trabajo de ACPP en El Salvador a través de proyectos que está desarrollando con las organizaciones socias locales La Colectiva Feminista para el Desarrollo Local y CORDES. Mi estancia en el país centroamericano es parte del programa de voluntariado gestionado por la Coordinadora de ONGD de Castilla y León, COODECYL y financiado por la Junta de Castilla y León. Han sido dos meses llenos de estímulos en los que he aprendido diferentes aspectos de la cooperación internacional, sobre el complejo contexto sociopolítico del país y local de sus habitantes, pero sobre todo en los que he madurado una visión más crítica sobre mi posición como pieza de un sistema que tiene consecuencias en la vida de personas concretas en el sur global.

Durante mi estancia he tenido la oportunidad de acompañar y admirar el trabajo en la lucha sobre los derechos de las mujeres en situación de vulnerabilidad de la organización ‘La Colectiva Feminista’. Particularmente he participado en un proyecto de habilitación de un refugio para mujeres víctimas de violencia de género y defensoras de derechos humanos en riesgo. He podido visitar también diferentes proyectos de agroecología desarrollados por “La Colectiva” y apoyados por ACPP. En ellos he visto cómo a mujeres del contexto rural de El Salvador, hasta ahora relegadas a una vida dedicada a los otros miembros de la familia y a los cuidados sin remuneración, se les ofrece la oportunidad de tener independencia y organización mediante la puesta en marcha de huertos comunitarios, mientras se reflexiona sobre seguridad alimentaria y sostenibilidad. También he colaborado en la identificación de un proyecto que ACPP está desarrollando con CORDES, para apoyar a la comunidad pesquera de San Vicente, uno de los sectores más deprimidos del país. En ese proceso me he dado cuenta de cómo desde la cooperación se está poniendo en valor un sector que tiene un enorme potencial en el país y que actualmente no cuenta con los medios para hacer el trabajo de una manera eficiente y económicamente satisfactoria para las muchas familias involucradas. Poder ver en primera persona el complejo mecanismo de formulación y validación que hay detrás de cada proyecto ha sido muy enriquecedor.

Me siento enormemente agradecida con todo el Equipo de ACPP en El Salvador por haberme acogido más allá de lo que profesionalmente les correspondía y por dejarme ver el trabajo que llevan a cabo diariamente, con la enorme sensibilidad y profesionalidad con la que se afrontan los proyectos y situaciones.

En conclusión, en este proceso he podido entender el papel de organizaciones como ACPP, que consiguen reforzar la capacidad de las comunidades salvadoreñas de combatir la vulneración de los derechos humanos y mejorar las condiciones de vida de las personas a través del empoderamiento de entidades locales. Todo ello ha tenido un fuerte impacto personal y me ha recordado desde dónde me gustaría continuar construyéndome profesional y personalmente

Imagen:  Lucila Castañeda, visita a mujeres de Santa Cruz Michapa que participan en el proyecto “Sembrando juntas: promoviendo la autonomía económica de las mujeres para una vida libre de violencias en El Salvador” cogestionado por ACPP y La Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, con financiación del Gobierno de Navarra



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