La izquierda tiene una nueva oportunidad en El Salvador

ACPP

La izquierda tiene una nueva oportunidad en El Salvador

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador entregó el pasado 25 de marzo las credenciales al presidente electo del país, Salvador Sánchez Cerén, y a su vicepresidente, Óscar Ortiz, para el período 2014-2019 tras vencer en los comicios celebrados el pasado 9 de marzo. La fórmula propuesta por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) obtuvo 1.495.815 votos, frente a los 1.489.451 que consiguió la derecha, representada por Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y su candidato Norman Quijano, Alcalde de San Salvador.

Imagen

Salvador Sánchez Cerén y Oscar Ortíz, con el documento oficial de presidente y vicepresidente electos

Esos 3.364 votos de diferencia hicieron que durante dos semanas después del 9 de marzo, fecha de los comicios, la tensión política en el país escalase a cotas insuales, pero sobre todo que se diese una presión en la calle de ARENA, algo mucho más raro aún por la escasa experiencia de este ente en el manejo de la protesta social.
En la misma jornada electoral, y cuando aún el escrutinio alcanzaba apenas un 60%, la dirigencia de ARENA convocó una rueda de prensa en el mismo hotel donde se encuentra el TSE, para declarar vencedor a su candidato Norman Quijano. La diferencia para entonces era de apenas 0.20% a favor del partido tricolor. Según sus cuentas habían superado en votos a Sanchez Cerén, y la estrategia elegida es la ya habitual por estas tierras, que es salir de manera prematura al estrado para mover ficha y meter presión a aquellos que estén realizando o supervisando el conteo. Recordemos que esto es lo mismo que se hizo en las elecciones de 2006 y 2009 en San Salvador, tanto por parte del FMLN como ARENA. Sin embargo, el conteo al finalizar el día arrojaba unas cifras muy parecidas a las últimas oficinas, con el FMLN como vencedor.

Durante los días y semanas siguientes al 9 de marzo, y mientras se realizaba el conteo final de las actas de las mesas electorales, ARENA comenzó a convocar movilizaciones con un éxito decreciente, alentando a sus correligionarios con el anuncio de demandas de supuestas irregularidades que se dieron durante el proceso. Hablaron de votaciones dobles de los apoderados del FMLN, de anulación sistemática de votos de ARENA e incluso llegaron a plantear que más de 10.000 presos habrían salido de las cárceles para ir a votar. Con todo esto pretendían que se aceptase una petición de abrir de nuevo todas las urnas para contar de nuevo cada uno de los votos. Interpusieron recursos y demandas ante el propio TSE, la Fiscalía General de la República y ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, solicitando a veces ese recuento de votos, y otras veces la nulidad del proceso electoral, todo ello sumado a una campaña de desprestigio de las instituciones que encontraba en los medios masivos de comunicación, afines y comprados por el capital derechista, su caja de resonancia.

Imagen

Norman Quijano, en su intervención el día 9 de marzo

La Constitución de El Salvador otorga al Tribunal TSE toda la competencia y autoridad en materia de celebración y resolución de comicios. El TSE tiene como mandato cumplir y hacer cumplir el Código Electoral, el cual establece que para el conteo de votos en unas elecciones habrá dos tipos de recuentos: el preliminar y definitivo. El primero se realiza con las actas enviadas desde los centros de votación (colegio electoral) por fax el mismo día de las elecciones, y el segundo se lleva a cabo con la presencia de todos los partidos políticos, la fiscalía general de la república (FGR), procuraduría de Derechos Humanos, observadores internacionales y miembros del TSE. Las mencionadas actas son los documentos que se levantan en la misma Junta Receptora de Voto (JRV) (mesa electoral), y que reflejan los votos obtenidos por cada partido, los declarados nulos y los impugnados. Cada acta es firmada por el representante del partido político en la mesa, así como los vigilantes (apoderados) designados, y tiene para cada uno de los actores (FMLN, ARENA, FGR, PDDHH y TSE) una copia exacta, la cual se llevan y se utilizan en el conteo definitivo, cotejándose y corrigiendo posibles deficiencias. Únicamente cuando la suma de los votos nulos más los impugnados en una JRV suman más que la diferencia entre ambos partidos en esa mesa, está contemplada la apertura de la caja donde se han guardado los votos para hacer un recuento de cada uno de ellos.
Basándose en este marco legal, y en la falta de pruebas contundentes que presentó el partido ARENA, todas las instancias rechazaron cada una de las demandas que plantearon, haciendo que los resultados fuesen definitivos, y el FMLN ganase la contienda legítima y legalmente.

Imagen

De izquierda a derecha, Walter Araujo y Eugenio Chicas, magistrados del TSE

Reconocimiento
Durante las tres semanas que duró el escrutinio final y la revisión de alegaciones por parte del TSE, se sucedieron por un lado una serie de reconocimientos internacionales como son los de bloque ALBA (Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua), junto a otros como la Federación Rusa o Brasil, y por otro toda una serie de actores nacionales como la ANEP (equivalente a la CEOE en España) o los propios diputados de ARENA, que repetían hasta la saciedad que si no se hacía un nuevo recuento, no reconocerían a Sanchez Cerén como presidente. Después del reconocimiento del TSE, fueron cayendo con fuerza noticias que suponían un espaldarazo para el FMLN: el ya mencionado rechazo de los recursos presentados ante la Sala de lo Constitucional, y el reconocimiento del nuevo gobierno por parte de EEUU, firmado por John Kerry. Junto a esto, el cambio de actitud de la oligarquía económica, quien ya aceptaba la figura de Cerén como futuro presidente. Según parece ser, esta cascada de sucesos comenzó el lunes 24 de marzo cuando el aún candidato y ganador virtual se reunió con la oligarquía económica y les planteó su visión de gobierno y sus planes de diálogo, y en la cual se tendieron puentes y se comenzó una agenda de trabajo. Con esto, la comisión política dirigente de ARENA (COENA) se estaba quedando sola en sus reivindicaciones, y el jueves 27 no tuvo más remedio que aceptar el resultado final de las elecciones y anunciar su intención de hacer una “oposición inteligente”.

Campaña y resultados
Lo cierto es que los resultados en segunda vuelta han sorprendido a propios y extraños. En todas las experiencias latinoamericanas, cuando un partido o candidato había ganado en primera vuelta, en la segunda la diferencia se ampliaba o, como mínimo, no se ponía en peligro su victoria. Periodistas internacionales apuntaban que si en El Salvador se diesen la vuelta a los resultados en primera vuelta, “tendrían que escribir libros sobre ello”. Pues bien, la verdad es que el análisis de lo sucedido es complicado y hay varios factores que es necesario tener en cuenta:
– El FMLN subió unos 180.000 votos con respecto a la primera vuelta, convirtiéndose en la candidatura más votada de la historia, es decir, creció casi un 14%. Es cierto que el FMLN ya estaba cerca de su techo de votantes por ser el único partido de izquierdas del país. Esto por un lado quiere decir que el progresismo se une en torno a ellos, pero también significa que personas con un ligero sesgo conservador, pueden tender a votar en su contra. Es decir, uno podría llegar a hacerse la pregunta, ¿cómo el Frente ha sido capaz de dejarse recortar tal diferencia de puntos?, pero realmente con lo datos en la mano, se observa que el esfuerzo hecho ha sido considerable. Sí es cierto, que la izquierda llegó muy justa de recursos económicos a esta segunda vuelta, y que faltaron actos para incrementar más aún la tensión electoral entre los seguidores.
– Del lado de ARENA vimos un cambio radical en el marketing publicitario y una modificación temática en la campaña del miedo. Por un lado plantearon una estrategia de benchmarking descarado, copiando la campaña de sus rivales, pregonando de manera evidente que mantendrían los programas sociales del gobierno actual, y detallando propuestas para atajar la inseguridad ciudadana que ya no iban por el camino de la “mano dura” o la militarización. Y por otro lado el miedo cambió de escenario, y de las pandillas pasaron a Venezuela. La crisis política que se trasladaba a las calles de aquel país eran utilizadas por ARENA como ejemplo de lo que podía pasar en El Salvador si ganaba el FMLN. La oligarquía económica se hizo cargo de esta segunda batalla electoral, y consiguieron poner encima de la mesa 100 millones de dólares para afrontar la el reto que se plantearon.
De esta forma nos encontramos con un electorado que claramente respondió a la llamada de la derecha en la segunda vuelta, que por un lado valoró el cambio de actitud arenera y por otro volvió a responder a la campaña de temor. Es curioso como en El Salvador siempre ha dado más resultado el miedo a algo exterior que interior. Como ejemplo tenemos que en los comicios de 2004 se lanzó el mensaje de la teórica ruptura de relaciones con EEUU en el caso de ganar el FMLN, y que eso conllevaría a una caída en picado de la recepción de remesas, hecho que tocó la fibra sensible de tantas familias que dependen de esos ingresos. También la figura de Hugo Chávez fue utilizado en el 2009, argumentando que sería él quien gobernase el país, y tras la desaparición del líder bolivariano, el temor en 2012 se centró en lo ya apuntado.

Lo cierto es que el electorado salvadoreño se encuentra dividido, así como la sociedad, y es necesario plantear un diálogo que suponga una suma de fuerzas. Por otro lado, un análisis del elector nos dice que aquellas personas no son del voto duro de cada partido, se muestraN más influenciable a los mensajes que se lanzan en una larga campaña como la que hemos vivido, de unos 5 meses de duración, que a un análisis histórico de los hechos, o a una reflexión sobre la coherencia de los programas electorales y las propuestas planteadas. Además, otros movimientos sospechosos fueron la cantidad de personas (decenas de miles) a las que ARENA pagó la renovación de su DUI (DNI salvadoreño) para que pudiesen votar, ya que la ley prohíbe votar con ese documento vencido.

Perspectivas
El partido FMLN se situó en una posición muy moderada durante todo el proceso, alentando a que sus bases permaneciesen tranquilas, pero vigilante y pendiente de los movimientos areneros. Las únicas respuestas públicas que se daba a los exabruptos areneros eran por parte de diputadas y diputados farabundistas, quienes reclamaban el respeto a la institucionalidad. Una vez que terminó el conteo final, el partido de izquierdas realizó una convocatoria masiva en San Salvador para celebrar la victoria y para demostrar su fuerza en las calles.

Imagen

La victoria para el FMLN supone conseguir el ejecutivo con una fórmula “puramente roja”, es decir, con una candidatura de personas que no solo provienen del interior del partido (Mauricio Funes solo era simpatizante), sino que además destacaron dentro de la contienda militar en los años 80. Se plantea una continuidad en las políticas y en la forma de gobernar, aunque se esperan que, ahora sí, se afronten ciertas reformas estructurales para la transformación social del país. Las enormes desigualdades que sufre la población, con un uno de los índices de Gini del continente más lejanos a 1 en cuanto a distribución de la renta, solo puede ser abordada desde una reforma fiscal profunda que grave a ese capital oligarca. Si bien es cierto que una modificación de este calado tiene que ser aprobado por la Asamblea Legislativa, no lo es menos que el gobierno puede tener la iniciativa y presionar con toda su fuerza para conseguirlo. La sostenibilidad y mantenimiento de los programas sociales y de transformación de los ministerios de Salud y Educación pasan por un incremento de recursos, que no pueden salir de los impuestos indirectos que ya se ceban con las clases populares. Según el Ministerio de Trabajo, siete de cada 100 salvadoreños están desocupados, mientras que un 35% se encuentran subempleados y reciben un salario inferior al mínimo, en torno a los 150 dólares mensuales. Además de la pobreza, la violencia es otro elemento desestabilizador que puede hacer caer cualquier gobierno por muy solidario que quiera hacer ver su labor.

Imagen

Detención de varios presuntos delincuentes siendo mostrada a la prensa, algo muy habitual

Bien es cierto que en El Salvador, igual que en el resto de Centroamérica, los asesinatos, robos y extorsiones están directamente relacionados con los bajos ingresos y exclusión social, pero también es verdad que hay que atajar en un corto plazo la sangría de dolor que sufre el pueblo. La impunidad que reina en el país también tiene que ver con la pobreza y la violencia, y buena parte de las tres situaciones las vive la mujer, cuyo papel aún es públicamente relegado (solamente una ministra en el gabinete actual), pero que en la sociedad la situación empeora, con una violencia de género de múltiples facetas imparable, y con una política judicial en materia de salud sexual y reproductiva retrógrada, gracias a la cual actualmente existen 17 mujeres en las cárceles condenadas a penas de hasta 40 años por aborto.

Imagen

Marcha del movimiento feminista salvadoreño en protesta por el “caso Beatriz”

Según la Constitución de El Salvador, el país celebrará elecciones legislativas y municipales cada 3 años. Esto marca el calendario político a fuego, de tal forma que apenas hemos salido de una contienda electoral, ya vemos como se acerca la siguiente, en marzo de 2015. Posiblemente la posibilidad de verse como un partido controversial y promovedor de revueltas, ha hecho también que ARENA haya echado el freno de mano a la estrategia de desestabilización que parecía estaba dispuesta a llevar a cabo. La Asamblea Legislativa es el primer órgano de estado, del que emanan las leyes y en la que en El Salvador ningún partido ha tenido nunca una mayoría absoluta y siempre han tenido que buscarse alianzas para sacar adelante iniciativas favorables o en contra del ejecutivo de ese momento. ARENA fue el ganador de los anteriores comicios legislativos, pero sus disputas internas hicieron que la unión de votos entre el FMLN y el resto de fuerzas políticas, hayan hecho posible una relativa estable gobernabilidad.
En el país, a pesar de que se sepa la importancia de la Asamblea Legislativa, la población identifica mucho al poder ejecutivo como el responsable principal y casi único de los designios del país. Por lo tanto, unos malos resultados en esos comicios pueden hacer del segundo quinquenio efemelenista, un proceso traumático que suponga una frustración que estalle después de una primera legislatura en la que se esperaban acciones más profundas. Si algo se quiere cambiar radicalmente en el país, pasa por conseguir una victoria contundente en 2015.

El gobierno que viene
Salvador Sánchez Cerén es el hijo de un carpintero y de una vendedora de mercado, y el noveno de 12 hermanos. Antes de entrar a la política, fue profesor de varias escuelas y empezó su carrera política en el asociación de corte sindical ANDES 21 de junio. En 1972 se incorporó a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) y seis años después entró a la clandestinidad y empezó a ser conocido como Leonel González. Rosa Margarita Villalta, es la futura primera dama, y con ella ha tenido un hijo y tres hijas, además de 10 nietos y una bisnieta.

Junto al gobierno actual, ya se ha comenzado a trabajar en la transición.. Así Óscar Ortiz, su vicepresidente, es desde ya un posible coordinador de las áreas que más preocupan al futuro presidente: la economía y la seguridad pública. Ortiz, alcalde de Santa Tecla, fue diputado de la comisión de economía en la Asamblea Legislativa a finales de los años 90. El día 31 de marzo, apenas a una semana de haber recibido las credenciales como presidente electo, Sanchez Cerén ha presentado su gabinete de gobierno. Todo parece indicar que se pretende transmitir seguridad en sus planteamientos y continuidad en la forma de gobernar, puesto que varios de los ministros que se anuncian continuarán en sus puestos. El caso más visible es Gerson Martínez, actual ministro de Obras Públicas, se mantendrá en la cartera, previsiblemente para continuar con el importante proceso de transformación del gran San Salvador. Pasa lo mismo con Carlos Cáceres, titular de Hacienda, y con Hugo Martínez que volverá a la cartera de Relaciones Exteriores, y Linda Pohl, que será ministra de la cartera en la que actualmente es viceministra, Medio Ambiente. El ministro de turismo seguirá siendo José Napoleón Duarte, y basándose en la realidad de los resultados electorales, Hato Hasbún, actual Secretario de la Presidencia, será confirmado en el mismo puesto pero su función será de enlace con las fuerzas económicas y sociales como Secretario para la Gobernabilidad y el Diálogo. Luego están los casos de Manuel Melgar y Roberto Lorenzana. El primer exdiputado, exministro de Seguridad del actual gobierno, y también uno de los miembros del equipo de transición, y que tendrá el título de Secretario Privado de la Presidencia; y el Lorenzana, diputado y coordinador de campaña del FMLN, que aparece como hombre fuerte del gabinete en el puesto de Secretario Técnico de la Presidencia. Por último, y como muestra de apertura al sector empresarial, ha nombrado como ministro de Economía a Tharsis Salomon López, vicepresidente de la Asociación de Industriales de El Salvador. Pendiente quedaría otra mujer entre el posible equipo de gobierno, que sería Violeta Menjívar como Ministra de Salud, donde hoy es viceministra, y Lorena Peña, diputada muy activa y de gran reconocimiento, aunque aún sin determinar cartera.
En Asamblea de Cooperación por la Paz hemos estado acopañando desde el principio del proceso electoral. Tanto en la primera vuelta el 2 de febrero como el 9 de marzo, en la votación definitiva, hemos formado parte de una misión de observación electoral acreditada oficialmente por el Tribunal Supremo Electoral. Hemos estado en el CIFCO de San Salvador, el mayor centro de votación del país, y en otros barrios céntricos de la capital. También estuvimos siguiendo las sendas jornadas electorales en Santa Tecla (La Libertad), Sensuntepeque, San Isidro e Ilobasco (Cabañas) y Soyapango (San Salvador). Pero además de la labor de observadores en el mismo día de las elecciones, también hemos participado en reuniones de coordinación con otros entes y equipos de observadores internacionales, y hemos reportado incidencias. Al igual, junto al Foro de Cooperación Internacional Solidaria (FOCIS) estuvimos supervisando el conteo final y, ante la tensa situación, nos sumamos a los esfuerzos de Naciones Unidas o la Unión Europea, para exigir respeto a la institucionalidad del país y que se facilitase el trabajo al Tribunal Supremo Electoral como máximo ente rector del país en este tema.



Traducir »