Tejiendo resistencias

Tejiendo resistencias

Escrito por: Alba Pascual, Ana Gómez, Mireia Ferrando, Miguel Ángel Troncho y Silvia Tusón

El pasado mes de octubre dos de las ganadoras del concurso de cortos del proyecto “Connectem societats, construïm ciutadana”, financiado por la Generalitat Valenciana, una estudiante becada por la Universidad de Valencia, una técnica de ACPP-PV y un socio de la organización tuvimos la oportunidad de viajar a Palestina de la mano de Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP); un viaje que, sin duda, ha supuesto un punto de inflexión en nuestras vidas. Pese a conocer la situación de la sociedad palestina, poder compartir una semana en terreno nos ha dado una visión más cercana de la lucha en la que se encuentra sumido este pueblo desde hace más de 50 años.

Este viaje supuso un punto de encuentro entre personas con diferentes inquietudes pero con un mismo nexo de unión: conocer a ACPP y habernos embarcado en esta experiencia en la que íbamos a poder conocer de cerca qué es la cooperación internacional al desarrollo. Precisamente, el objetivo principal era aprender el papel que juegan la sociedad palestina organizada, ACPP y otros agentes en terreno en el ámbito de la cooperación, así como visitar iniciativas apoyadas por instituciones valencianas, como la Generalitat Valenciana, la Universitat de València o los Ayuntamientos de Valencia y Castellón.

Si tuviéramos que resumir este viaje sería como una de las mejores experiencias de nuestras vidas pero, al mismo tiempo, de las más duras. Pudimos ver con nuestros propios ojos una realidad que hasta que no estás allí no eres capaz de comprender al 100%. Y es que ya desde el momento en el que aterrizamos en el aeropuerto de Tel Aviv empezamos a ser conscientes de que Palestina no es un sitio cualquiera y que en él confluyen distintos factores que hacen que en cuestión de segundos el ser humano experimente una montaña rusa de emociones; la dureza de ver el día a día de una represión a todo un pueblo y que este continúe buscando soluciones con optimismo, hace que nos replanteemos algunas prioridades vitales y nos abre los ojos a una realidad diferente a la información sesgada que nos llega.

Desde este punto empieza nuestro recorrido, siempre de la mano del equipo de ACPP en terreno y de las organizaciones que allí trabajan, quienes nos dieron la oportunidad de conocer cuál es su labor y cómo lo hacen, trabajando en red con distintos actores para lograr que las acciones que promueven tengan incidencia a nivel político y, por tanto, mejoren la vida de la sociedad palestina. Con ello, Ramala fue el punto de partida de nuestro viaje para visitar las diferentes zonas de la geografía palestina.

Nuestra primera parada fue en el Valle del Jordán y Al Jitflik (localizada en la zona C), que pudimos conocer gracias a la entidad Palestinian Hydrology Group (PHG), con quienes ACPP trabaja desde hace años. Los compañeros de PHG nos explicaron cómo trabajan para combatir el fuerte control que ejerce Israel sobre un recurso tan esencial como es el agua, limitando el consumo de los y las palestinas según sus intereses y obligándoles a comprar agua para su consumo a través de la empresa pública israelí Mekorot.

De aquí, las divididas carreteras del territorio – donde los palestinos y palestinas tienen prohibida la circulación – nos llevaron al corazón de Jerusalén, donde gracias a la organización israelí Ir Amim pudimos conocer la situación de los y las palestinas que viven en los barrios de la ciudad rodeados de colonos y bajo la presión de las órdenes de demolición de sus casas.

Una realidad que contrasta con el intenso trabajo que llevan a cabo algunos sectores de la sociedad palestina para promocionar su economía local. De esta forma, tuvimos la oportunidad de conversar con un grupo de mujeres de las cooperativas de Halhoul y Deir Al A’Asal, que nos contaron cómo trabajan productos como la uva e impulsan un espacio de venta de productos para distintos pueblos que geográficamente se encuentran alejados de las urbes con más servicios; otra mirada de la situación de Palestina y una verdadera fuente de inspiración. En esta línea, nuestros compañeros de Agricultural Development Association (PARC) nos estuvieron explicando las dificultades existentes en el mercado local para la venta de los productos palestinos que trabajan las cooperativas, debido al ahogamiento del mercado israelí que invisibiliza el fuerte mercado local palestino.

La siguiente parada de nuestro viaje fue la histórica ciudad de Belén, donde conocimos a Khawla, directora de PSCCW – Psycho Social Counseling Center for Women, quien nos fascinó con su relato sobre el trabajo que impulsan desde su organización tras contarnos su propia historia. El conflicto y la ocupación tienen rostro de mujer, sometidas a una doble opresión: la del sistema patriarcal y machista y la de la propia ocupación, que vuelve todo más complejo. A esta situación se suma la invisibilización en toda la sociedad de las situaciones de violencia de género. Esta jornada la terminamos conociendo el campo de refugiados de Aida, el Centro Lajee y la organización Karama, localizada en el campo de refugiados Dehesha.

No dejamos Belén sin acercarnos al muro de la vergüenza donde se encuentran algunos de los murales y pintadas sobre la ocupación y la violación de derechos humanos más icónicos. Paradójicamente, son una especie de reclamo turístico; las torres de control, los campamentos de refugiados y una especie de tours guiados por las pintadas más famosas del muro son parte de la visita inevitable de mucha gente, que en toda esta complejidad y consciencia activa, recorre con la intención de entender mejor lo que sucede en Palestina.

Nuestro recorrido finaliza en Hebrón, uno de los puntos donde la ocupación militar israelí y sus consecuencias son más visibles. Las calles vacías, los comercios cerrados, los candados oxidados, las alambradas y los soldados vigilando todos tus pasos te dejan sin palabras. Caminas sabiendo lo que ha ocurrido, intuyendo que algún día fue una ciudad llena de vida, mientras ves a los colonos vivir tranquilos, a expensas de lo que pasa más allá del muro. Nidal, natural de Hebrón y ahora residente en Ramala, fue nuestro guía en la ciudad; él es uno de los muchos activistas que trabajan en la defensa de los derechos humanos del pueblo palestino y denuncian la situación que vive la ciudad.

Este viaje estuvo marcado, entre otras muchas cosas, por el paso por los numerosos checkpoints, la división de carreteras, los edificios en proceso de construcción, los asentamientos,  la vida en los mercados municipales, una presencia constante de banderas, la denuncia social convertida en grafiti o las conversaciones con los grupos de mujeres. Todo ello marcado por la ocupación que, después de más de 50 años, continúa viviendo el pueblo palestino. Esta experiencia nos ha permitido conocer la realidad de sus gentes y cómo la cooperación internacional para el desarrollo, de la mano del tejido social palestino y ACPP, es una herramienta potente generadora de cambios. Ir a Palestina ha sido una oportunidad única de aprender de esta tierra apasionante y de comprobar en primera persona que, como dijo Benedetti, “quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden”.

Pero el viaje no finaliza aquí; durante el mes de mayo volveremos a rememorarlo con la visita de nuestras compañeras de PARC a Valencia, que os contaremos en próximos artículos y en nuestras redes sociales.

Puedes leer el diario completo del viaje aquí: www.acpp-pv.org

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