Colombia más cerca de la paz posible.

Colombia más cerca de la paz posible.

Colombia más cerca de la paz posible.

“No será la paz soñada pero será la única posible”, con esta frase finalizaba el artículo en el que valorábamos el resultado del plebiscito por la paz en Colombia del pasado 2 de octubre. Poco más de 50 mil votos desequilibraron la balanza hacía el no. Esto obligaba a las partes a renegociar el acuerdo para incorporar las demandas de quienes se oponían a la propuesta.

No sería la paz soñada porque no se impondría con el refrendo popular en plebiscito, porque tras más de cuatro años de negociaciones FARC y Gobierno tendrían que abrir de nuevo el diálogo, porque el no se impuso con un discurso peligrosamente sesgado. Pero sería la única posible porque el esfuerzo histórico de ambas partes, con el apoyo firme de Cuba y Noruega como países garantes, no podía ser en balde. Porque las más de 8 millones de víctimas se merecen la paz definitiva y que su derecho a la reparación sea satisfecho. Porque ningún país puede prosperar cuando más del 17% de su población es víctima reconocida del conflicto.

Será la paz posible porque el referendo evidenció que había que incluir parte de las demandas del bloque del no. Tras el plebiscito en Colombia se abrieron vías de diálogo que canalizaban hacia La Habana las principales demandas del sector opositor. En La Habana, de manera paralela, se debatía cómo incorporarlas a un nuevo acuerdo. Ha sido fundamental preservar la esencia del texto, pero era obvio que el mandato popular también exigía hacer modificaciones.

Esa paz posible, la del nuevo acuerdo, se ha iniciado con su firma pública en el bogotano teatro Colón el 24 de octubre de 2016. El icónico balígrafo, una bala reciclada para escupir tinta en vez de muerte, ha servido de nuevo para que el Presidente Juan Manuel Santos y el Comandante en Jefe de las FARC Rodrigo Londoño rubricasen un nuevo texto. Es el punto de partida de una nueva ruta para la paz en Colombia, ya no habrá un plebiscito popular, sino que el debate será en el Congreso y Senado. No se prevé mayor escollo para la paz, porque la mayoría de los partidos del arco parlamentario apoyan el proceso, así que con ese paso dado ya será el momento de modificar la legislación para incorporar lo acordado en La Habana.

Creemos que el nuevo texto ha incorporado muchas demandas del bloque del no, entendimos que así se hiciera porque ese fue el mandato de las urnas. Reconocemos el esfuerzo de todas las partes, no la cerrazón de quienes se oponen. Lo hacemos porque sin cambiarse la estructura del primer acuerdo se han incorporado demandas en 53 de los 57 puntos originarios. Algunos ejemplos ilustran estas palabras: se han incorporado medidas para que las FARC asuman con su patrimonio la reparación de las víctimas, toda la judicatura de los tribunales especiales serán de nacionalidad colombiana y no habrá internacionales como se establecía al inicio, se garantiza expresamente el derecho a la propiedad privada y a la explotación industrial y sostenible del agro colombiano, la implementación de las medidas de desarrollo rural se someterán al diagnóstico previo de un comité experto, se condicionan los tiempos de implementación de los acuerdos a principios de sostenibilidad fiscal, el partido político en el que se constituyan las FARC tendrá las mismas condiciones de financiación que cualquier otro del sistema colombiano.

El bloque del no se ha opuesto a darle el visto bueno a los cambios, pero creemos que hay que seguir adelante, porque no son admisibles ni negociables afirmaciones como la de que el acuerdo “no garantiza los derechos de las mujeres sin confusiones derivadas del enfoque de género”. El enfoque de género ha sido una de las grandes novedades en el proceso, por fin en un acuerdo de paz se transversaliza la perspectiva de género en todos sus puntos y dar marcha atrás sería un acto de injusticia. Porque solo se confunde quien no entiende que el patriarcado ha impuesto un sistema desigual entre hombres y mujeres.

La victoria del no, tampoco puede suponer que se empiece de cero todo el proceso. Porque además, mientras se frena, el paramilitarismo se hace fuerte como lo evidencia el hecho de que en las últimas semanas se ha asesinado a 12 líderazgos sociales y campesinos.

Por todo lo expuesto, desde ACPP apoyamos la paz posible, la firmada el 24 de octubre.

 



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