Elecciones en El Salvador 2024: La derrota de la democracia

Elecciones en El Salvador 2024: La derrota de la democracia

Desde el año 2019, el gobierno de El Salvador se ha caracterizado por una deriva autoritaria. Los recientes resultados electorales, que han dejado una victoria contundente para Nayib Bukele y su partido Nuevas Ideas, reflejan la consolidación de un régimen que profundiza el retroceso democrático en el país. A los momentos ya emblemáticos que reflejaban el desmontaje del Estado de Derecho, como la irrupción, en febrero de 2020, del Presidente  en la Asamblea Legislativa acompañado del ejército o la destitución ilegal por parte de la Asamblea Legislativa, en mayo de 2021 de los magistrados de la Sala de lo Constitucional y al Fiscal General de la República, se suman las múltiples irregularidades denunciadas por las OSC, partidos políticos de oposición y medios de comunicación, y cuyo análisis es esencial para poder afirmar la categórica derrota del  Estado de Derecho en El Salvador.

Bajo un régimen de excepción, que a la fecha tiene más de dos años de vigencia, el Gobierno de Nayib Bukele procedió a realizar cambios en el sistema legislativo y normativo, que atentaron directamente contra la celebración de elecciones libres y democráticas, con el objetivo de afianzar su poder. Gracias a la cobertura de medios de comunicación nacionales e internacionales, y el trabajo de vigilancia y denuncia por parte de la sociedad civil organizada salvadoreña, se han conocido algunos de estos cambios, como la aprobación de una nueva candidatura del Presidente prohibida de manera expresa por la Constitución de El Salvador, o la reforma en marzo de 2023 del Código Electoral, que abrió  la posibilidad de introducir cambios sustanciales a la celebración de elecciones los 12 meses previos a los comicios, todos orientados, no solo a garantizar una victoria, sino, además, a que esta asegurase la concentración de poder y el control territorial. Recientemente, y en el último día de mandato de la legislatura, el partido Nuevas Ideas aprobó una reforma constitucional ilegal que les permitirá a su vez cambiar a su antojo la Constitución de la República.

Durante las jornadas de votación, que tuvieron lugar el pasado 4 de febrero y 3 de marzo, han sido significativas y remarcables las dificultades para realizar funciones de observación electoral. El voto en el exterior no pudo ser supervisado por personas que no fueran parte del personal del consulado o embajada. En territorio nacional, el día de los comicios presidenciales y legislativos, la Asociación de Periodistas de El Salvador-APES, socia estratégica de ACPP, registró 311 agresiones a periodistas que realizaban cobertura de la jornada electoral.  El equipo de ACPP en El Salvador, quien históricamente se ha implicado en misiones de observación electoral, tras un análisis de seguridad determinó que en esta ocasión no era recomendable la participación.

La concentración de poder resultado de las elecciones, acentúa el escenario de graves retrocesos y vulneraciones a los DDHH, ampliamente anunciados y denunciados por la sociedad civil. Y es por ello que la estrategia de trabajo que ACPP mantiene en Centroamérica, y en concreto en El Salvador, cobra especial relevancia. Mantener y profundizar las estrategias de trabajo que busquen contribuir a generar una ciudadanía crítica, y con capacidad de análisis, fomentar la organización de base y territorial y su articulación nacional y regional, se tornan esenciales para reconstruir el Estado de Derecho y la gobernabilidad democrática en El Salvador.

Creemos esencial continuar tejiendo alianzas con medios de comunicación independientes, como APES, El Faro o Gato Encerrado, en proyectos para la defensa de la libertad de expresión y la libertad de prensa; el trabajo con la academia, especialmente con el Instituto de Derechos Humanos de la UCA, así como con la UES, única universidad pública salvadoreña que se encuentra en amenaza de cooptación por parte del Estado; en alianza con organizaciones de la sociedad civil, como el Servicio Social Pasionista- SSPAS o la Fundación para el Debido Proceso-DPLF para la generación de mecanismos de protección a organizaciones y personas defensoras; el trabajo con mujeres y personas LGBTI+ defensoras del derecho a vidas libres de violencias, y que acompañamos junto a organizaciones como ORMUSA, COMCAVIS o La Colectiva Feminista para el Desarrollo Local; o el trabajo en el fortalecimiento de liderazgos juveniles como agentes del cambio, junto a CORDES, se tornan imprescindibles en este momento.

Finalmente, respecto a nuestro trabajo en espacios de encuentro con otras organizaciones internacionales, y en el territorio español, desde ACPP creemos que es esencial la defensa de la solidaridad, la cohesión y el acompañamiento desde la comunidad internacional al movimiento social salvadoreño, por ser espacios de resistencia y resiliencia a los embates del autoritarismo local, nacional, y global. ●

 

Fotografía de Sabrina Umaña, El Salvador



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