Túnez 10 años después. Un arduo camino

Túnez 10 años después. Un arduo camino

El 14 de enero del 2021 se cumplían 10 años desde que el dictador tunecino Zine el Abidine Ben Ali abandonó el país al grito de “Dégage Ben Ali”.

Se abría una nueva etapa revolucionaria protagonizada por el pueblo tunecino y acompañado por movimientos sociales y sindicales como la LTDH, la UGTT o AFTURD*. Personas de todas la regiones, en especial aquellas más empobrecidas, paralizaron la rueda social, política y económica a la que habían estado sometidas durante más de medio siglo de dictadura. Han pasado diez años desde aquel momento, desde que se abrieron las puertas a la libertad de expresión y a la apropiación por parte del pueblo de su propio destino. La lucha por  la igualdad económica y social,  los derechos humanos -en especial los de la mujer- o la restitución de la dignidad de aquellos que habían sido torturados bajo la dictadura, eran algunos de los prolegómenos básicos que darían inicio a la llamada fase de democratización del país.

Ha sido una década que ha transitado un arduo camino, en el que la libertad de expresión y de confesión también ha sido utilizada para radicalizar, bajo la excusa de la identidad, una violencia nunca antes vivida en el país. En el primer lustro de esta revolución, el pueblo tunecino ya había vivido dos asesinatos políticos y varios atentados terroristas, dos de ellos en la capital de Túnez y en Susa, que proyectaron claramente a nivel internacional la imagen de un país permeado por el terrorismo.

Teniendo en cuenta que el turismo había sido vertebra de la economía tunecina, estos hechos impactaron emocional y económicamente de forma drástica en el país.

El proceso de transición democrática ha sido acompañado por inyecciones de dinero del FMI que han tratado de impulsar las finanzas tunecinas, sin embargo su efecto ha provocado una inflación insostenible para el país, que tiene una deuda pública del 89% de su PIB, una tasa de desempleo entre los y las jóvenes del 36% y que solo en el último año ha visto como su economía se contraía un 8,2%.

Esta constante inestabilidad económica ha creado un círculo vicioso con la inestabilidad política, que desde aquel 14 de enero del 2011 ha visto pasar a nueve primeros ministros y sus gabinetes.

Aun así, han transcurrido diez años y el país ha logrado grandes avances, como la celebración de seis comicios electorales libres e independientes (dos presidenciales, tres legislativos y uno municipal),  la adopción de una constitución progresista en 2014  (única en toda la región), la aprobación de una Ley Integral contra la Violencia de Género (muy por encima de sus homólogas en África), renegociado el tratado de libre comercio con la UE (ALECA), que en inicio catapultaba el comercio y la económica local,  o la reciente puesta en marcha de una Ley de Economía Social y Solidaria, adaptada para proteger el tejido productivo, económico y social frente al neoliberalismo global que lo acecha constantemente al país. Y SÍ, todo ello, lo bueno y lo malo, es fruto de un proceso de transición democrática que se sitúa en un contexto mundial de crisis social, política y económica generalizada.

Y aun con esos obstáculos en el camino, los avances en esta última década son grandes avances, y son grandes sobre todo por sus protagonistas: los y las jóvenes y la sociedad civil tunecina que salieron a ocupar las calles en enero del 2011 propiciando un cambio de régimen, una movilización social sin precedentes que se volvió futuro instrumento del pueblo para controlar a sus gobernantes, ahora democráticamente. Volvieron a salir en 2014 reclamando elecciones inmediatas cuando el gobierno de transición y provisional empezaba a enquistarse, salieron infinitud de veces en defensa de la nueva Ley Integral de Violencia de Género junto con los movimientos feministas cuando parecía que un gobierno conservador intentaba paralizarla, salieron en la multiplicidad de manifestaciones en contra del terrorismo, de la deuda externa y de tratados de libre comercio que los ahogaban, en defensa de una justicia transicional, social…Tuvieron una participación significativa en los comicios municipales 2018, dejando claro que la política nace y se hace desde la cercanía y la participación, no desde las estructuras y la hegemonía. Y ahora, en la celebración de los 10 años de aquel 14 de enero, vuelven a salir ante la corrupción del último gobierno e insatisfacción por olvidar cuestiones tan importantes como la gestión de la pandemia COVID19… Túnez abrió el camino e inspiró varios movimientos revolucionarios en la región de habla árabe y más allá, y sin embargo ha sido el único que pese a todos sus obstáculos se ha mantenido en el camino hacia la transición democrática sin derogar el poder al pueblo, sea a través de la movilización social, sea a través de la expresión electoral. ●

 

*La UGTT (Unión General Tunecina del Trabajo), AFTURD (Asociación de Mujeres Tunecinas para La Investigación y el Desarrollo) y LTDH (Liga Tunecina de Derechos Humanos) son tres organizaciones socias de ACPP en Túnez.


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